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Autismo. ¿Qué es?

Es un trastorno neurológico del desarrollo en el que se hace presente una dificultad en la interacción social, en la actividad imaginativa y en las habilidades de comunicación verbal y no verbal, mostrándose un limitado interés en actividades que tienden a ser repetitivas.

¿Cuáles son sus características generales?

El autista se muestra solitario y distante, como si el resto del mundo no existiera. Mantiene una necesidad de invarianza, desea que las cosas en su entorno permanezcan de determinada manera, guardando un orden especial. Esgrime islotes de capacidad, lo que le permite desempeñarse en determinadas áreas con total normalidad. Manifiesta un desarrollo deficiente de la interacción y comunicación social. Posee un repertorio sumamente restringido de actividades e intereses. A partir de los tres años de edad evidencia una marcada alteración en al menos una de estas áreas: interacción social, lenguaje y/o juego simbólico o imaginativo.

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El desarrollo sintomatológico base en el autismo

0 a 18 meses: no aparecen gestos comunicativos o indicios visibles. 18 meses a 3 años: comienza la tendencia al aislamiento o retraimiento. Aparecen las acciones repetitivas y no funcionales. Se observa indiferente a las personas. Existe ausencia de palabras. 3 a 5 años: suele ser el periodo crítico del trastorno. Se inicia una serie de alteraciones de conducta y de estados de humor. 5 a 7 años: mejora la relaciones con el entorno. Emplea gestos para obtener cosas. Disminuyen las rabietas y cambios de estado de ánimo. A partir de los 8 años: comienza un periodo de mejoría. Adolescente: reaparición de síntomas mostrados en la niñez. Adulto: la etapa más tranquila. Requieren de ayuda para realizar algunas acciones y poseen una autonomía limitada.

¿Qué hacer con un niño autista?

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Debemos ayudarle a organizar su mundo, darle orden y estructura. Respetar su ritmo y comprender sus necesidades. Pedirle cosas que sepa entender, no pedirle más de lo que es capaz de hacer. Hacerle saber cuando hace las cosas bien y felicitarle por ello, ayudándole y animándole a que continúe realizándolas. No invadirle demasiado. No dejarle solo. Demostrarle afecto de la manera más apropiada según su nivel sensoperceptivo. Cumplir con las recomendaciones del equipo médico y terapista para ofrecerle oportunidades de evolución. Potenciar sus capacidades.

¿Qué son los trastornos del espectro autista (TEA)?

Los trastornos del espectro autista son un grupo de síndromes que guardan similitudes con algunas particularidades y conductas presentes en el autismo. Están caracterizados por una discapacidad para el desarrollo de habilidades sociales, comunicacionales y/o conductuales. Entre ellos los más conocidos son el Asperger y el Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado. Muchas veces quienes son diagnosticados con TEA no muestran grandes diferencias del resto de las personas, no evidenciándose ninguna alteración visible antes de la etapa escolar, pero muy probablemente se comunicarán, interrelacionarán y aprenderán de manera distinta. Los niveles de desempeño en aspectos como el pensamiento, la resolución de problemas y el aprendizaje pueden variar, observándose personas con muchas dificultades para su adquisición, hasta individuos clasificados como superdotados. Las personas con TEA necesitan de poca o ninguna ayuda para desenvolverse en la vida diaria, logrando convertirse en independientes con mayor facilidad. El autismo y los TEA no son lo mismo, aunque guarden similitudes; de ahí la importancia del diagnóstico diferenciado para su correcta rehabilitación.

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Bibliografía

Fundamentos básicos del autismo. Guía de estudio IPLAC. 2010