La educación debe comenzar en la familia, continuarla en la escuela y consolidarla a lo largo de toda la vida —Anónimo
En nuestro país debido a la emergencia sanitaria que estamos viviendo, debemos considerar y replantearnos la importancia de la educación que niños y jóvenes reciben en casa, siendo esta institución social su primera escuela, la cual ha tomado en estos momentos un papel protagónico y necesita de un complemento primordial como la escuela, que debe preparar a las nuevas generaciones para enfrentar los desafíos que se les presenten.
Cuando nos referimos a la familia, debemos entender que es uno de los ejes de la sociedad en lo referente a la formación cultural generacional, siendo protagonista de la educación de las personas, porque se dice que es la cuna donde se forma el carácter y se adquieren los valores.
En cambio el papel de la escuela en este momento es educar a niños y jóvenes que proceden de diversas familias que presentan realidades diferentes, brindando, además de un cúmulo de conocimientos basados en una pedagogía y metodología adecuadas, un acompañamiento efectivo en el área socioemocional, brindándoles apoyo académico y psicológico en determinados casos que lo requieren.
Porque es en el hogar donde los niños y jóvenes construyen una historia basada en el cúmulo de experiencias y crean vínculos de afecto. Su casa es el lugar donde se sienten cómodos y seguros. Todas estas vivencias aportarán al desarrollo de las actividades escolares, pues formarán parte de sus experiencias previas, poniendo en práctica las reglas y normas aprendidas en el hogar, mostrando sus buenos modales y autonomía.
Vila (1998) añade que estos contextos deben organizarse y estructurarse de manera que en su funcionamiento sean un auténtico ambiente de desarrollo, puesto que el desarrollo no se garantiza por vivir en una familia, o asistir a la escuela.
La responsabilidad es una cualidad y un valor que debe ser parte del ser humano, es una característica positiva en las personas que son capaces de comprometerse y actuar de forma correcta. Por lo general, esta es inherente a un cargo, un rol, en este caso el de docente o el de padre de familia. En muchos casos, la responsabilidad obedece a cuestiones éticas y morales.
Detallo algunas sugerencias para ser padres y docentes responsables en el proceso educativo:
En consecuencia, la familia y la escuela deben apoyarse mutuamente, porque según Kñallinsky (1999), basándose en Montandon, “La escuela forma parte de la vida cotidiana de cada familia” y por ello ambas deben complementarse.
La escuela forma parte de la vida cotidiana de cada familia”
Kñallinsky, E. (1999). La participación educativa: familia y escuela. Zaragoza: Universidad de las Palmas de Gran Canarias. Vila, I. (1998). Familia, escuela y comunidad. Barcelona: I. C. E. Universidad de Barcelona. Horsori.